No se si estaréis de acuerdo con lo que voy a decir, pero pienso y siempre he pensado que nuestra vida no es mas que una suma de recuerdos que hacen eco en nuestro desarrollo perpetuo. Experiencias que nos marcan para bien o para mal y que forman con el paso del tiempo nuestro yo, nuestra personalidad. Porque, para bien o para mal, hay que ser consciente de donde se viene para comprender a donde queremos llegar. Ahí entra todo, nuestras metas en la vida, nuestras ilusiones, la gente mas afín a nosotros que compartan nuestro camino, nuestras decepciones…
Un largo camino que no empezó con nosotros ni finalizara cuando desaparezcamos, sino que continuara, a través de diferentes generaciones, que irán a la par en cuanto a nuestra evolución como especie.
Y, ya que sobre el futuro apenas puedo hablar con certeza, salvo un par de salvedades, hablare sobre el pasado. Porque si, al igual que cada uno de nosotros tiene su propia historia que contar, ocurre lo mismo con todo a nuestro alrededor. Civilizaciones perdidas, acontecimientos que marcaron una época, personas que trascendieron allá donde vivieron aun después de su muerte, o lugares que cambiaron por el devenir de diferentes personas en diferentes momentos de toda nuestra existencia.
Nueva York. Urbe de urbes, una de las ciudades mas grandes del mundo, epicentro de multitud de movimientos culturales, y eje de una de las historias contemporáneas mas infravaloradas y vilipendiadas tanto del séptimo arte como de toda la carrera de su director.
Basada en la obra homónima de Herbert Asbury escrita en el año 1928, Gangs of New York supuso para Martin Scorsese la culminación de un sueño que había comenzado décadas antes, cuando, aun sin los avances tecnológicos ni el presupuesto necesarios para llevarla a cabo, se convirtió por todo lo que representaba en una de las metas del creador italoamericano, un proyecto que debía llevar a cabo en algún momento de su ya dilatada carrera.
Porque si, todas esas historias vividas en las calles, las idas y venidas de miembros del hampa de dudosa moral, todos los sobornos, chantajes y asesinatos de poca monta, todos los gangsters ambiguos que cuentan con la simpatía del espectador, y en definitiva, todo el cine de Scorsese, tiene su razón de ser y su origen en las calles neoyorquinas de mediados del siglo XIX.
Una época de convulsión social y revueltas ciudadanas, donde las luchas raciales por la supremacía en la ciudad portuaria de Nueva york hacia estragos entre los autoproclamados nativistas, y los inmigrantes que llegaban día tras día a las costas americanas, esperando, quizás, encontrar esa esperanza que habían perdido en sus países de origen.
Enclavada esta lucha en el mítico barrio de los Five Points, Scorsese intentaría plasmar en menos de tres horas una historia de venganza y traiciones, una tarea a simple vista titanica y para cuyo objetivo contaría con todos los medios a su disposición para llevar a cabo esta compleja empresa, un todo o nada que fácilmente podría haber acabado con su carrera.
Queriendo contar desde un principio para uno de los papeles principales con Robert de Niro, no fue sino por consejo de este que Scorsese se fijara en uno de los actores de moda a principios de siglo. Habiendo sido protagonista y objeto de deseo de numerosas féminas al participar en el hundimiento del transatlántico mas famoso de todos los tiempos, el creador italoamericano vio en Leonardo DiCaprio la persona idónea para dar vida a uno de los protagonistas de la cinta, Amsterdam Vallon.
Pero no seria Leonardo DiCaprio el que acaparara toda la atención en la función. Daniel Day-Lewis, único actor ganador de 3 Oscars en la categoría de Mejor Actor Principal, encarna a William «Bill» Cutting, alias El Carnicero, líder del movimiento nativista y causante de la muerte del padre de un joven Amsterdam Vallon en uno de los mejores inicios que he podido ver en una sala de cine.
En unos 20 minutos aproximadamente, Scorsese mueve los hilos con una precisión inusitada para ponernos en situación para lo que posteriormente esta por venir. A lo largo de los 168 minutos que dura el filme, Scorsese nos hace testigos de una de las épocas mas oscuras de toda la historia norteamericana.
Y digo 168 minutos, porque fue la propia productora de la película, Miramax, la que impuso un recorte de casi 40 minutos de metraje al montaje final de la misma, alegando motivos comerciales y de distribución, pero lastrando en
gran medida a la misma y al desarrollo de sus personajes.
Durante una magnifica primera hora, se nos presentan una situación y unos personajes que se nos antojan creíbles, tan fácil como mirar por un pequeño agujero y transportarnos a otro mundo, a otra época. Lamentablemente, y aun con dos colosos como Day-Lewis y DiCaprio capitaneando el barco, junto a un reparto coral de autentico lujo, en los que se encuentran Cameron Diaz, Jim Broadbent, Liam Neeson, Brendan Gleeson o John C. Reilly, es en la segunda mitad del film donde mas se empiezan a notar sus carencias a nivel estructural.
Porque no, no es perfecta, ni una obra maestra aunque el que suscribe hable de manera imparcial, pero claro, imagino como podría haber sido todo ese tramo sin esos famosos recortes de los que hablaba antes y me imagino que Gangs Of New York podría haber sido aun mas grande de lo que ya es.
Aun estando nominada en aquel año con 10 nomicaciones a los Oscars, no pudo alzarse con ninguna estatuilla, aunque, la verdad, la considero como un envite demasiado arriesgado para su creador, única en su especie y absolutamente apasionante, aun poseyendo detractores.
Siendo estrenada con bastante retraso por diversos motivos ajenos a la voluntad de Scorsese, esa ultima imagen de las Torres Gemelas (recordemos, que en el año 2002, durante el estreno, el atentando del 11S ya había ocurrido) tiene la fuerza suficiente como para darnos a entender que aun queda mucha historia que contar sobre esta gran urbe, sobre nosotros, sobre los que vendrán.
Porque todos nuestros avances, experiencias, errores y conquistas no son mas que la semilla donde germinaran las generaciones venideras.
A mí la película me conmovió y su crudeza me puso los pelos como escarpias. Daniel Day-Lewis es el puto amo 😀 .
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Esperemos que algún día se pueda ver, si no la versión del director montada por el propio Scorsesse, sí una con el metraje faltante. Cruzaremos los dedos para ello.
Lo que más me gusta de la película es que se nos muestre ese Nueva York tan desconocido, alejado de las luces de neón y el «american way of life».
Como siempre, gran entrada, caballero.
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Seria como un regalo caído del cielo. Pienso que tarde o temprano llegara, y, por mucho que Miramax tenga los derechos, el día que Scorsese falte (que ojala que le queden muchos estrenos) seguro que la lanzan al mercado para aprovecharse. No se, lo veo así.
Con respecto a la película, es de las menos valoradas, pero aun con eso me parece tremenda. Solo por Daniel Day Lewis merece la pena ya no ver la película, sino seguir acudiendo a una sala de cine.
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