Nota del autor: texto libre de spoilers.
A veces me gustaría volver a ser un niño. Volver a vivir aquella etapa ya algo lejana en la que mi aprendizaje comenzaba prácticamente de cero y me sorprendía ante la inmensidad de todo lo nuevo que me rodeaba y cuyo significado desconocía por completo. Lamentablemente (o no), junto con el crecimiento físico y emocional, ese niño interior cada vez se esconde mas profundamente y solo en contadas ocasiones vuelve a despertar. Aunque aun me quedan muchas cosas por aprender y conocer, si que es cierto que a cada año que pasa es mas difícil que algo me sorprenda, trascienda en mi, marque y deje huella en ese largo camino que llamamos vida.
Pero cuando ocurre, amigos, aunque sea en contadas ocasiones, la sonrisa es aun mayor si cabe. Una felicidad desbordante. Magia en estado puro. La sensación de haber descubierto un secreto milenario que solo tu conoces. Alegría evidente en el brillo de mis ojos. Una señal.
Martes, 1 de septiembre de 2015. Hideo Kojima nos regala la quinta entrega de su saga estrella, Metal Gear Solid: The Phamtom Pain, después de una campaña de marketing que comenzó allá en el 2012, con numerosas preguntas sin respuestas que parecen ser contestadas en esta su última obra.
Porque si amigos, parece que todo llega a su fin. Las piezas que faltaban para completar el magnánimo puzzle de la franquicia se revelan con esta entrega. Todas las intrigas vividas a lo largo de los últimos 20 años culminan en The Phamtom Pain. O comienzan, parece ser. Dejad que os lo explique.
Porque todo aquello de comenzó en 1999 con la primera entrega para la consola Playstation, tiene su razón de ser aquí. The Phamtom Pain pasa por ser la entrega mas ambiciosa de una saga sin igual en la industria. Kojima, que pudo soñar el futuro hace años, nos deja como legado el juego de espionaje e infiltración más perfecto jamás realizado, y dejando el listón demasiado alto como para pensar siquiera en intentar igualar lo conseguido durante años.
Con unas 15 horas de juego a mis espaldas, creo que ya puedo dar una opinión veraz y sin artificios de lo que he visto, sentido y experimentado.
La historia nos sitúa tras los acontecimientos acaecidos en Metal Gear Solid 3: Snake Eater y Metal Gear Solid: Peace Walker, para llenar ese hueco en la saga hasta el comienzo de Metal Gear Solid. Porque si, amigos, Hideo Kojima parecía tenerlo todo planeado desde el principio, ya que sin seguir un orden cronológico en la historia de las diferentes entregas,logra una cohesión perfecta que hace difícil pensar que todos los recovecos de este titánico guión no estuvieran pensados desde un primer momento.
Comenzamos con un Big Boss convaleciente en un hospital, tras un tiempo en coma tras todo lo sucedido en Metal Gear Solid V: Ground Zeroes, con alguna que otra secuela, pero inmediatamente todo se derrumba. Tras un cruento ataque y posterior fuga de las instalaciones medicas, comienza de verdad el juego, se comienza a terminar el puzzle, el último viaje.
Metal Gear Solid V: The Phamtom Pain es el Metal Gear menos Metal Gear de la saga. Voy a matizar lo que acabo de decir. No penséis que por lo anteriormente expuesto lo considero menos valioso. Al contrario, me refiero a que rompe con todas las pautas que habían seguido sus antecesores. Si en las anteriores entregas teníamos largas conversaciones por codec o numerosas escenas de vídeo, aquí directamente se integran con el juego sin que esto sea un obstáculo para su jugabilidad. Digo esto porque he escuchado numerosas opiniones de lo tedioso en cuanto a la duración de las escenas de vídeo de entregas anteriores de la saga, habiendo subsanado esto con creces actualmente.
Gracias al motor Fox Engine se crean unos escenarios apabullantes y foto-realistas, con multitud de detalles y dando una sensación de inmersión y realismo como nunca antes habíamos visto. A esa inmersión de la que hablo ayuda que el juego tenga un estilo muy orientado al genero de mundo abierto tan de moda hoy en día gracias a franquicias como Saint Row o Grand Theft Auto.
Manejando a Big Boss, ese Big Boss que obtuvo su rango después del apoteósico final de la tercera entrega, y visto como un héroe de guerra desde entonces, asumimos el control de un grupo paramilitar llamado Diamond Dogs, estableciendo su base de operaciones en mitad del océano, y entre cuyas filas se encuentran soldados sin patria ni bandera. Mercenarios movidos por una causa común, la venganza.
Desde esa núcleo, esa Mother Base que comentaba antes, desarrollamos todas las armas, ítems y mejoras en dichas instalaciones, ademas de servir como punto de partida de las diferentes misiones, tanto principales como secundarias. Según he leído, completar el 100% del juego nos puede llevar unas 80 horas aproximadamente. Como apunte personal, he de decir que tras esas 15 horas jugadas por mi persona desde el día del lanzamiento, únicamente llevo completado un misero 10% del total.
Como dije, sera un helicóptero el que nos transporte desde la Mother Base hasta el campo de batalla, pudiendo elegir orden en el cumplimiento de las misiones. Si, habéis leído bien, la libertad que Kojima nos da es total. Nosotros, como jugadores, tendremos que tomar la iniciativa y estableceremos la estrategia a seguir. Aquí vale desde atravesar una base enemiga a balazos o intentar pasar desapercibido entre 30 guardias. Nosotros decidimos. Esto es lo que hace al juego desmarcarse de los demás. Esto es precisamente lo que lo hace único y totalmente especial.
Haciendo uso de viejos conocidos de la saga, como Revolver Ocelot o Kaz Miller, así como de nuevas caras como las de la letal Quiet o el Doctor Huey Emmerich, somos testigos del final de una saga legendaria con un protagonista no menos legendario. La obra magna de un Kojima desatado, el sueño de un director de cine frustrado que encontró su inspiración en el arte interactivo.
Y que decir de la música. Como solo Hideo sabe hacer, las canciones propias de 1984 (donde se desarrolla toda la trama) se integran perfectamente como si estuviesen hechas para los momentos épicos, dramáticos o sorprendentes que conforman la historia del juego. Percatarse de como algunos enemigos escuchan durante su vigilancia temas como Not Your Kind of People de Garbage, The Man Who Sold the World de Midge Ure, Elegia de New Order o The Final Countdown de Europe es absolutamente maravilloso. Una autentica delicia, de verdad.
Como decía mas arriba, es bonito volver a ser un niño muy de vez en cuando. Es hasta sano. Sorprenderse cada vez es mas difícil, pero Hideo Kojima lo hace sin inmutarse, consigue sorprenderme una vez mas, vez cerrando el circulo, poniendo el punto final a todo lo que se imaginaba décadas atrás. Su legado, el nuestro, seguirá vigente ahora y en generaciones venideras, os lo garantizo. Un juego a la altura de su creador.