Algunos se estrujan los sesos buscando nuevas formas de arte para, según ellos, enriquecer éste mundo gris y árido. Otros se sumen en la indigencia procurando que su nombre forme parte de la historia y repitiendo la misma fórmula que muchos otros ya habían agotado tiempo atrás. También hay gente que se empeña en demostrar que tiene talento cuando, manifiestamente, es rotundamente claro que no. Y en todo ese proceso TÚ puedes pararte a mirar o seguir tu camino obviando los esfuerzos que ellos harán para aportar algo distinto, nuevo, a tu vida (siempre según ellos, claro).
Bien, pues a mí, probre ignorate como tú, el arte de la más alta cuna me interesa relativamente. Casi siempre, pasado un rato, me aburre. Sin embargo, hay cosas que captan mi atención y mi curiosidad sin remedio. Este artista callejero, sin ser Canletto, consigue con sus dibujos un efecto de perspectiva que fotografiado con pericia es absolutamente espectacular. ¿Romperá las barreras del arte? ¿Pasará su nombre a la historia? ¿Cambiará tu vida? Pues la verdad, no creo. Pero el tío parece pasárselo de miedo y lo que se saque lo invertirá en más ceras de colores y, quizá, en algún café.

El artista callejero en cuestión es Julian Beever.

Gracias Tam.