Vivir es gratis. De acuerdo, quizá esta afirmación dicha así, a quemarropa, suene un poco pretenciosa e incluso estúpida. Todos sabemos lo que cuesta vivir, lo que cuesta salir adelante y formarnos un entorno mínimamente aceptable para ser felices y estar cómodos. Cierto, es verdad. Sin embargo, llevando el sentido de la frase a lo literal, incluso, llevándolo a un plano existencial se podría decir que nacer es gratis, que existir es gratis, en definitiva, que vivir, al margen de la sociedad de consumo en la que vivimos, es gratis.
Una persona no decide nacer o existir, no evalúa los riesgos ni se entusiasma ante las ventajas. La vida es una empresa que, a diferencia de la ficción, salvo honrosas y muy escasas excepciones, se desarrolla en tiempo real, se construye segundo a segundo, decisión tras decisión para, supongo, al final del recorrido poder mirar hacia atrás y decir «no ha estado mal».
Los blogs como la vida, reza el título de esta entrada. Y es que si nos paramos un poco a pensarlo, descubriremos que los blogs o las bitácoras, esos espacios que llenan la red y la desbordan, que hablan por boca de millones de desconocidos con ideas absurdas, tópicas o geniales, que son criticados casi tanto como ensalzados y que se erigen como el nuevo bastión de la comunicación y la voz del pueblo, sacando de sus casillas a los que temen perder sus privilegios como profesionales de la letra impresa que los atacan sin piedad llegando al absurdo, que hacen palidecer de terror a los gobiernos más rancios, como digo, descubriremos que son el reflejo pixelado de la vida misma.
Puede que no sea tan obvio, es cierto, pero intentando ser lo menos condescendiente que pueda, me comprometo a realizar una labor que principalmente me sirva a mí mismo como vehículo para sacar de la abstracción esas ideas, muy parecidas a esta de la que hablo, que me chasquean en la cabeza y que, de alguna forma, no considero absurdas del todo.
Busquemos entre todos cuales son las características que hacen que los blogs no se diferencien tanto de la vida y aprendamos a usar las herramientas que nos brindan para hacer que, precisamente, nuestra vida real sea mejor.