…y a ti te encontré en la calle: El found footage

Una tarde de finales de mayo, allá en los lejanos ochenta, tal y como hacíamos cada mediodía tras salir del comedor del colegio, unos compañeros y yo hicimos corro en una esquina del patio a la sombra de las palmeras y nos dispusimos a debatir sobre lo mundano y lo divino como cada tarde, antes de que la sirena sonara condenándonos de nuevo a dos horas más de asignaturas tediosas. Si he de ser sincero no recuerdo prácticamente nada de lo que hablábamos, pero el tema que se sacó aquella tarde calurosa lo he recordado y rememorado durante años. Uno de mis compañeros nos contó que un tal Andrés, amigo del tio del primo de la vecina de su abuela le había dicho a sus padres que en el videoclub había encontrado una película absolutamente alucinante. Alucinante y horripilante.

Al parecer, en aquel videoclub existía una misteriosa puerta, cerrada a cal y canto, que daba acceso a una ignota estancia llena de secretos que solo unos pocos privilegiados, elegidos por el dueño tras haber realizado innombrables favores, tenían acceso. Yo, intentando formar parte de un misterio similar, indiqué que en mi videoclub también había una sala secreta, pero sin puerta, separada del resto del local solo con una cortina roja de terciopelo a la que mis padres nunca me dejaban entrar y de la que salían siempre hombres de extraño aspecto y mirada desencajada. De repente, otro compañero, cayendo en la cuenta, dijo que sí, que en su videoclub también había una puerta así. Se sumaron uno tras otro todos los compañeros. Nuestro narrador, no sin cierta condescendencia, reconoció que también él conocía esas cortinas pero que no, que la puerta a la que se refería era mucho más enigmática.

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La puerta se encontraba en una zona alejada del bullicio del local, en una esquina al fondo en un ángulo poco visible y donde, convenientemente, se había fundido una bombilla. El tal Andrés ya se había percatado de la existencia de dicha puerta en alguna ocasión y, por supuesto, había intentado abrirla pero siempre se encontraba cerrada. Sin embargo, en aquella ocasión su suerte cambió. La puerta se encontraba entornada dejando escapar una mortecina luz de su interior. Se acercó y, tras echar un vistazo por si le veía alguien, se escabulló temerariamente en el interior de la sala. Contaba nuestro amigo que lo que vio allí dentro no lo contó Andrés. Tampoco cómo consiguió salir del videoclub sin que nadie, sobre todo el dueño, se enterase de que había entrado en la sala secreta y, más importante, con una cinta escondida debajo de la chaqueta. Pero así fue.

Según le había contado a los padres de mi compañero, lo que había en esa cinta era la máxima representación del horror. Era una especie de montaje que habían realizado los expertos de una universidad de Nueva York a partir de unos rollos de película que habían encontrado en el Amazonas y que formaban parte de un documental que habían grabado unos reporteros desaparecidos. En dicho montaje y sin ningún tipo de censura, se podían ver las más horribles vejaciones y mutilaciones que practicaban las tribus, primero entre ellos y más tarde  con los propios documentalistas que acababan siendo devorados por sus salvajes anfitriones. Mis compañeros y yo escuchábamos perplejos con una mezcla de terror y esperanza de que aquello no fuese verdad.

Y probablemente no lo era. Al menos toda la historia de Andrés y la puerta misteriosa. La película, sin embargo, era real, al menos en el sentido de que existe. Pero, ¿y el material grabado, también era real? Pues no, como pude saber un tiempo después. La película en cuestión, como ustedes ya sabrán, era Holocausto Canibal, del director italiano Ruggero Deodato que, de alguna manera, inauguraba un género que si bien no ha sido el más explotado se ha puesto de moda en los últimos tiempos: el Found Footage.

La premisa del found footage es hacer creer al espectador que lo que está viendo es real,  un material creado a partir de fragmentos de película encontrados, generalmente en circunstancias misteriosas y que suelen contener las claves de algún misterio que había quedado sin resolver. La receta del found footage es bastante sencilla: grabaciones documentales, caseras (casi siempre viejas películas estropeadas o vídeo de mala calidad) o de vigilancia grabadas cámara en mano o posición fija, sin composición, ni iluminación , ni música y con un montaje aparentemente realizado sin pretensiones dramáticas y protagonizadas por actores desconocidos o no profesionales todo ello en busca de la mayor sensación de realismo. Normalmente cuentan historias de terror o suspense ya que la frialdad del formato ayuda al espectador a entrar en la historia y a vivir la acción en primera persona.

Podría decir que, en general, es un género que me gusta pero que difícilmente puede mostrar algo novedoso u original. De entre mis películas favoritas (siento decir que Holocausto caníbal no es una de ellas) se encuentran  [REC·]de Jaume Balagueró y Paco Plaza, The Blair Witch Project, de Daniel Myrick y Eduardo Sánchez y Cloverfield, de Matt Reeves. También me parecen muy interesantes la primera Paranormal activity y V/H/S. Este género ha ido saltando del cine a otro formatos como la televisión (Lost tapes, The river,…) o los videojuegos (Slender, Outlast,…). Sin embargo si hay un formato que me parece especialmente atractivo para explotarlo es Internet. Como claro ejemplo tenemos la increíble Marble Hornets.

A pesar de ser  un género muy cerrado albergo la esperanza de que en el futuro sigan surgiendo proyectos interesantes y, sobre todo, directores y guionistas capaces de explorar nuevas posibilidades. Y una de las mejores cosas que tiene el found footage es que no hacen falta grandes medios ni presupuestos. Puede que incluso yo mismo me anime. 🙂

Os dejo el enlace a Wikipedia en el que podréis encontrar (jaja) un listado completo de todas las películas, series y videojuegos enmarcados en este género. Y recordad ajustar el tracking.

5 Respuestas a “…y a ti te encontré en la calle: El found footage

  1. ¡Oh! Anímate, anímate. Qué interesante sería ver qué sale de tus imaginativas meninges en este asunto.

    Por otro lado, tengo que confesar que a mí este género me pone mala. El terror y yo no nos llevamos demasiado bien :S .

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    • Entiendo que este género no te guste, sobre todo si no te llevas bien con el terror, ya que te mete directamente en la acción, en primera persona. Es como con los survival horror en los videojuegos. A mi me encanta el género de terror pero a veces estos juegos son demasiado para mis nervios. Hmmm, ya me rondan ideas por la cabeza. 😉

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  2. Estupendo articulo figura, encantado de leerte por aquí. Decir que lo que tu y tus huestes vivisteis con «Holocausto Caníbal» me toco a mi de lleno con «El Proyecto de la Bruja de Blair». Al ser una época donde Internet aun no vivía su auge, así que era mas fácil realizar una campaña viral de este tipo de cine. De las ultimas, solo he visto REC, y únicamente la primera parte, aun debo ponerme con el resto. 😀

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